La gelatina se convierte en arquitectura en Bompas & Parr
Es sorprendente como el paso del tiempo y las vivencias del día a día generan vínculos y relaciones que sin duda son extraordinarias. En el caso de Sam Bompas, un creativo culinario con grandes habilidades de imaginar el lado narrativo de las cosas y Harry Parr, un arquitecto profesional con grandes destrezas en el diseño, quienes se conocieron muy jóvenes cuando asistían juntos al colegio en el sur de Londres, ahora exploran el curioso mundo de la gelatina.
En estos días donde todo parece ya estar creado, estos dos emprendedores y creativos empedernidos encontraron un nicho de mercado de forma inesperada cuando en una cena entre amigos sirvieron de postre una corriente gelatina. Como dos niños, descubrieron que en algo tan sencillo habían conseguido una manera divertida de crear una experiencia sensorial inimaginable y de esta forma nació Bompas & Parr.
Este es un restaurante que no solo busca captar la atención de sus comensales con un menú disruptivo, también tiene una decoración bastante inusual que toma como inspiración la era medieval, involucrando castillos, calderos de ponche y chocolates, reyes y magos, para crear una atmósfera visual encantada y desconocida.
De cierta forma Bompas & Parr busca materializar la idea de la famosa película Willy Wonka desde una perspectiva más misteriosa, donde las propuestas gastronómicas evocan formas, tamaños y colores completamente inusuales.
Harry Parr expresa que la idea de ofrecerle al público un menú a base de gelatina surgió gracias a sus estudios de arquitectura, a través de moldes diseñados con tecnología 3D y distintos softwares de diseño que le permitieron generar formas de gran precisión para obtener la presentación diferenciadora de esculturas arquitectónicas icónicas del mundo. Generando curiosidad e impresión al consumidor al comer piezas tan originales y auténticas dignas de cualquier museo.
Pero esto no culmina aquí. Como todo buen restaurante Bompas & Parr también ofrece una carta de tragos y cocteles elaborados con ingredientes botánicos como colágeno, ortiga, centella asiática, camomila, bardana y aceite de avellana. Estos gelatinosos drinks generan una gran curiosidad en los consumidores con sus inesperadas texturas y sabores, convirtiendo simples bebidas en obras de arte.
Los fogones de este restaurante no tienen límites. Por medio de volcanes artificiales y corrientes de lava logran cocinar carnes y otros alimentos comunes para alejarse de los métodos convencionales y hacer de su propuesta algo sumamente atractivo.
Sin duda alguna el propósito de este negocio es diseñar experiencias gastronómicas completamente diferenciadoras, usando tecnología de avanzada de mano de la ciencia, sin poner límites a la creatividad.
Si bien su concepto es muy alocado, Sam y Harry confían en la inexistencia de futuros imitadores porque aseguran que ¨nadie podría estar tan loco como para querer ganarse la vida haciendo lo que nosotros inventamos, es un negocio muy arriesgado, nuestros padres y amigos no creían el éxito e impacto que tendría nuestra idea¨.
Su visión los ha llevado lejos. Entre su cartera de clientes se encuentran marcas como Disney, Ferrero Rocher, Cornetto, Kraft Foods, Habitat y Hendrik’s Gin. También han trabajado junto al arquitecto Norman Foster, la diseñadora Stella McCartney, el cocinero Heson Blumenthal, el museo de Arte Moderno de San Francisco y el Victoria & Albert, de Londres.